Descripción
Para el sexo no hay edad, y menos aun para cumplir las fantasías. Sino, que alguien le diga a esta gorda rubia madura lo contrario, que cumplió su fantasía de probar el sexo interracial minutos antes de jubilarse. Al encontrarse sola en casa con el negro de sus sueños, no dudó en follárselo. Tal como la gorda imaginaba, tenía una polla gigante. La guarra se la metió en la boca y se puso a mamarla como si fuera la última polla en el universo. Después lo masturbó con las tetas, regalándole una de sus mas exquisitas pajas cubanas, y aunque esta vez no se lo folló, acabó chupándosela hasta sacarle la leche para darle ganas de regresar al día siguiente.
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