Descripción
El vecino de Tara Lynn, ese surfista que a ella tanto le gusta desde hace años, pegó en su puerta para pedirle que le prestara la ducha para darse un baño. Se había quedado sin agua por un desperfecto técnico, y acababa de llegar de la playa lleno de arena. Tara aceptó encantada. No solo quería ser gentil con el vecino, sino que estaba ante una buena oportunidad de verlo desnudo y, eventualmente, follárselo. La rubia tetona se puso a espiarlo bajo la ducha y, al ver su polla, se salió de control. Cuando él acabó de ducharse la zorra se metió en el cuarto, le quitó la toalla y comenzó a hacerle una mamada. De más está decir que el vecino, como era de esperar, terminó follándosela tal como la rubia había planeado.
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