Descripción
Es obvio suponer que en el camarote de un tren nadie debería invadir la privacidad de otra persona, pero no por eso yo me pondría a dormir desnudo, cubierto apenas con una sábana. Claro que yo no soy Katty West y, además de no ser tan putona, no tengo semejante tipazo. Ella está muy orgullosa del cuerpo que tiene, y por eso no tiene pudo a la hora de enseñar las tetas y el culo. Eso, obviamente, no justifica que un chaval le haya quitado la sábana para meterle mano y se la haya follado contra su voluntad, aunque siendo ella tan zorra, cuando se despertó en medio del polvo, ya estaba tan cachonda que se dedicó a gozar y disfrutarlo.
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