Descripción
El jardinero se vio venir enseguida lo que venía cuando Rachael Cavalli le pidió que le diera un masaje. Él apenas había empezado a currar hacía un par de días, no se tenían nada de confianza y, para colmo, ella era su jefa. Era, como consecuencia, la esposa del tío que lo había contratado. ¿Por qué le pediría un masaje al jardinero? Evidentemente era una de esas zorras casadas que buscan tener sexo con el primer hombre que se les cruza en el camino, y lo comprobó cuando entraron a la casa y se sentaron en el sillón. Del primer morreo hasta que la rubia se puso a mamarle la polla no pasaron ni dos minutos. El chaval tuvo que follársela tal como ella se lo pidió, para no correr el riesgo de perder el trabajo y, el mismo tiempo, correr el riesgo de que el marido lo mate.
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