Descripción
Todo lo que parecía casual, en realidad había sido planeado por Paris Lincoln. La morena le tenía tantas ganas al hijastro que ella misma se encargó de reservar la habitación con una sola cama para los dos. Aunque se hacía la distraída, sabía a la perfección que, en cualquier momento, se irían a la cama y le sería muy fácil seducirlo para que se la follara. Ya se había duchado con la puerta abierta para permitirle espiarla desnuda. El chaval estaba desesperado con chupar esas tetas, tocar ese hermoso culo y follar ese coño maravilloso. La madrastra solo tuvo que echarse en la cama de espaldas, ofreciéndole el culo, para que él la penetrara sin mediar palabra.
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