Descripción
Mi vecina vino a mi casa a por una taza de sal y, a los pocos minutos, estaba desnuda sobre mi cama mamándome la polla. Ni ella se creía su excusa, ya que enseguida se olvidó de la sal y me empezó a coquetear. Yo no estaba convencido de que realmente quisiera que me la follara, así que lo que hice fue tocarle el culo para ver su reacción. ¡Lo estaba esperando ansiosa! Entonces la desnudé, la llevé al cuarto, empezamos a besarnos y apenas saqué la polla se puso a chupármela. ¡Qué rica follada que le di! Es una pasada tener una vecina tan puta.