Descripción
Oler la ropa interior de mi tía para masturbarme me hacía sentir muy culposo y bastante pajero. Sin embargo, mi opinión cambió el día en que me pilló, porque mientras yo me moría de vergüenza, ella me obligó a lamer su sujetador mientras llevaba mis manos a sus tetas. ¡Cuando me las enseñó y me obligó a chupárselas no me lo podía creer! La zorra se había excitado mucho con la situación, y se puso a hacerme una mamada para que yo me sintiera seguro y confiado de que ella tenía tantas ganas de que me la follara como yo. ¡Menudo polvo incestuoso nos echamos!
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