Descripción
Juro que nunca había sospechado de que mi psicóloga no fuera una mujer. Jamás me di cuenta de que era transexual y, cuando me lo contó, me costó creerle. Lo bueno fue que estaba dispuesta a ayudarme con mi marido para salvar mi relación. Mi pareja estaba al borde de la destrucción por falta de sexo y, gracias a ella, revivió para siempre. No fue fácil asumir que a mi marido le gustara chupar pollas y que se lo follaran por el culo. Me costaba creer que fuera gay o bisexual. Preferí pensar que solo le gustaban las travestis. Desde entonces, al menos una vez al mes hacemos algún trío con una shemale y, el resto de los días, nos calentamos follando mirando los videos que grabamos.