Descripción
Mi madrastra resultó ser mucho más puta de lo que me hubiese imaginado. Yo empecé a provocarla pensando que me mandaría a tomar por culo, pero en vez de eso acabó ofreciéndome el suyo. Esa mañana, mientras ella estaba fregando, me quedé mirándole el culo un largo rato hasta que decidí acercarme y pedirle que me tocara la polla para que viera lo dura que se me había puesto mirándola. La guarra no tardó ni diez segundos en agacharse y metérsela en la boca. ¡Dios mío, qué bien que me chupó la polla mi madrastra! Después de eso me la follé por primera vez y, desde entonces, me la follo cada vez que quiero.