Descripción
Cuando mi hermana aceptó jugar al strip póker la polla se me puso dura de inmediato. Saber que tenía la posibilidad de verla desnuda me hizo olvidarme de que si perdía tendría que ser yo el que se pusiera en bolas delante de ella. Obviamente, estaba tan motivado que jugué mi mejor partida. Diez minutos después ya le había quitado la falda y la camisa, y un póker de ases me sirvió para ponerla totalmente en pelotas. Claro que con eso no iba a conformarme, así que le hice pagar la apuesta con sexo y, después de que me chupara a polla, la puse a cuatro patas para verle bien el culo mientras le follaba ese rico coño que tiene.
