Descripción
Mi madrastra es muy bocas y, la noche anterior a la llegada de su hermana, se puso a hablar en la cena con mi padre acerca de lo zorra que es. Lo único que lograron, sin darse cuenta, fue que yo me enterara de que la tía que vendría a pasar unos días a casa era un putón verbenero. Eso significaba que tendría muchas posibilidades de follármela. En cuanto llegó y se puso a guardar la ropa en los cajones, yo me puse a masturbarme delante suyo para que me viera y, cuando descubrió mi polla dura, se me echó encima. Se puso a hacerme una mamada de campeonato y, como era de esperar, acabó desnudándose y sentándose sobre mi rabo para que me la follara.
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