Descripción
La chica rubia había tocado a su puerta, en poco tiempo estuvo a su disposición, la había contactado por internet y sabiendo muy bien lo que buscaba había recibido una muy buena oferta. Ahora la tenía semidesnuda en la cama compartiendo con su esposa, no había razón para no hacerlo, solo las ganas de jugar con el los juguetes eróticos y distraerse. La chica era toda una experta, y con su mano no tardó en ponerse manos a la obra, sin necesidad de besos, sino de muchas caricias y gemidos que no parecían nada pretenciosos, mientras su orgullo masculino crecía con polla dura y erecta como nunca.