Descripción
El morbo que me produce desnudar a mi mujer en sitios públicos es indescriptible. Nada me calienta tanto como ordenarle que se desnude y ver como, avergonzada, me obedece y se lo quita todo. Mas de una vez la han visto desnuda y eso me pone al cien, aunque la idea es siempre correr el riesgo pero evitar que nos pillen. Por eso, ya casi no lo hacemos en las playas. Siempre hay mirones espiando y hasta una vez la grabaron caminando en bolas detrás de los médanos. El campo es el mejor sitio. Allí, bajo el sol y en medio de la naturaleza, puede pasearse en pelotas con total tranquilidad, mientras yo la observo y me toco hasta correrme.
Categorías