Descripción
Para cuando me enteré de que esa negrita era una travesti ya era demasiado tarde. Me tenía boca abajo sobre la cama, tremendamente borracho, y con ganas de probar lo que fuera. Nunca me había sentido atraído ni por los hombres ni por las transexuales. Solo había tenido sexo con mujeres y ni siquiera me había dejado meter un dedo en el culo. Ahora, estaba entregado, con una polla dura como una roca frotándose entre mis nalgas y con muchas ganas de entrarme hasta el fondo. Me dejé nomás. Me penetró y me folló el culo. Fue mi primera vez… y no me arrepiento.