Descripción
Esta latina morena hubiese preferido convertirse en la putita de cualquier otro hombre, pero por no haber sido lo suficientemente paciente para buscarse a un amante fuera de la casa, acabó transformándose en la perra del hijastro. Tampoco es que le disguste demasiado. Por el contrario, el chaval es guapo, majo, tiene una buena polla y sabe follársela bien rico. Él, por su parte, está fascinado con la madrastra. Le encantan sus tetas, su cuerpo, su rostro… pero sobre todo su culo. La zorra, definitivamente, tiene un ojete redondo, perfecto y bien firme. Lo único malo es que, como se trata del hijastro, ella no quiere chuparle la polla. Por lo demás, se lo pasan de cojones cada vez que follan.
