Descripción
Mi madrina siempre fue para mí como una tía. Era la mejor amiga de mi madre de toda la vida, así que la conocía y la quería más aun que a mi madrastra. La consideraba parte de mi familia, así que cuando fui a que me diera masajes lo hice sin imaginarme que nada raro pudiera suceder. Claro que, al momento de estar desnuda frente a ella, la polla me jugó una mala pasada, y mucho más aun cuando me empezó a tocar. Ella se dio cuenta enseguida y supo que no habría otra forma de solucionarlo que con una buena follada. Entonces, me puso las tetas en la boca, se quitó la ropa y empezamos a tener sexo apasionadamente, tocándonos, besándonos y hasta chupándonos el coño y la polla en la postura del 69.