Descripción
Los problemas sexuales en esta pareja eran terminales. La morena decidió ponerles el punto final. O hacían algo para solucionarlos, o la relación estaba terminada. Por eso, acabaron yendo a un analista, experto en parejas y sexualidad. El sexólogo se dio cuenta enseguida de que el problema que tenía el tío era su bisexualidad. El hombre estaba deseando una polla con todas sus ganas, y al sacarla y metérsela en la boca lo pudo comprobar. Más aún cuando la esposa se puso un strapon y lo penetró analmente. Durante ese trío con el analista, la morena y el marido descubrieron que para disfrutar del sexo juntos siempre necesitarían la ayuda de la polla de un tercero.
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