Descripción
Lo único que no habíamos hablado con mi hermanastra acerca del viaje era quién y cómo pagaría la gasolina. Lo justo era que la pagáramos a medias, pero ella no llevaba dinero. P0r eso no tuve otro remedio que darle a elegir entre pagar su parte o que la pagara toda yo… y ella me diera algo a cambio. Claro que lo único que tenía para ofrecer era ese cuerpazo que deseaba desde la primera vez que la había visto desnuda, y esa boca de labios carnosos que siempre soñé penetrar con mi polla. La zorra aceptó a la primera, nos detuvimos en el campo y, después de hacérmela mamar, me la follé bien follada antes de seguir camino.