Descripción
No todos los cuernos son iguales. El que piense así debería ponerse en el lugar del marido de Marie Berger, ya que la zorra lo engaña de la forma más humillante en la que se puede engañar a un esposo: follándose al jardinero en su propia casa mientras él está durmiendo. Además, no es que el jardinero la haya seducido sino todo lo contrario. La zorra, aprovechando que el marido estaba en la cama, empezó a coquetearlo y lo convenció de que se la follara haciéndole una mamada. A cualquier hombre le sería imposible negarse a follarse una tía con semejantes tetas, y mas aun si anda regalando el coño con desesperación, así que el chaval no se lo pensó dos veces.
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