Descripción
Katie Kush jamás olvida un rostro. Ni siquiera con el pasar de los años. Por eso, aunque le costó un poco, enseguida reconoció al exnovio de su abuela. La camarera recordó que la anciana lo había dejado porque tenía una polla demasiado grande y le escocía el coño cada vez que se la follaba. Ese recuerdo el hizo agua el chocho, así que empezó a provocarlo y lo invitó a ir al cuarto. Allí lo estaba esperando sin bragas, abierta de piernas y masturbándose. ¿Lo de la polla enorme del viejo sería un mito o una realidad? La rubia tenía que comprobarlo, y lo hizo primero con la boca y después con el coño.
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