Descripción
Para la tía Diana fue demasiado fuerte darse cuenta de que el sobrino, sentado al lado suyo en el sofá, se estaba tocando la polla disimuladamente con la mano dentro del bolsillo del pantalón. Era evidente que la tenía completamente dura, y la vieja hacía años que no tenía un rabo duro a menos de un metro de distancia. Resistir la tentación de mamárselo le fue imposible. Inmediatamente la sacó y se la metió en la boca para empezar a chuparla con mucho entusiasmo. Finalmente, como era de esperar, el sobrino se la folló en todas las posturas para quitarle las telarañas que tenía en el coño.