Descripción
Cuando la tailandesa Ning descubrió que el bar de la esquina de su casa se llenaba de turistas calientes en busca de tailandesas putitas para follar, empezó a frecuentarlo todas las noches. Así empezó a conocer a muchos hombres que, de vacaciones, estaban dispuestos a gastarse hasta el último céntimo. Ning se convirtió prácticamente en una acompañante, ya que a cambio de ir con ellos al hotel para desnudarse, mamarles la polla, dejarse follar y hasta ducharse juntos, la llenan de regalos, joyas, perfumes y hasta dinero. Ning ya no necesita trabajar. Chupando unos pocos rabos a la semana gana mucho más que cuando curraba de camarera.
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