Descripción
La monja Agatha Ludovino tuvo una misión muy dura, ya que se enfrentó a una jovencita tan zorra y pecadora que acabó convirtiéndola en una guarra. Al principio parecía que la tía se sentía arrepentida de haberse follado a tantos hombres, pero poco a poco, en compañía de la monja y de su novio, empezó a calentarse. En cuanto comenzaron a meterse mano entre los tres, todo se descontroló. La monja conoció el sexo de la mejor manera, ya que estaba junto a una pareja dispuesta a enseñarle todas las variantes. Ahora que le ha gustado tanto follar, ¿se quedará con las pollas o con los coños?