Descripción
La colombiana Mariana Martix se aburre mucho desde que se mudó a su nuevo piso. Sus vecinos son ancianos y aburridos, y aun no ha conocido a ningún chaval que valga la pena follarse. Por eso, cuando el español Alberto Blanco llegó para reparar el aire acondicionado, Mariana no dudó de que ese tenía que ser el primer hombre que se la follara en el piso nuevo. Sus provocaciones empezaron enseguida. Alberto se dio cuenta a la primera, y no porque fuera muy listo sino porque a ninguna tía se le ocurriría limpiarle el pantalón a la altura de la polla por más sucio que esté. La latina se encargó de hacerle su mejor mamada y volverlo loco a la hora de follar. Tenía que asegurarse de que regresára a la semana siguiente para volver a tirársela…
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