Descripción
La zorra de la abuela, después de que el fontanero solucionara el problema con el agua caliente de la ducha, le dijo que esperara a que ella la probara antes de irse y se fue a duchar. El chaval esperaba pacientemente en el salón cuando la anciana lo llamó. Pensaba que a lo mejor algo había quedado mal arreglado, pero no. La vieja lo recibió en pelotas, con el coño peludo totalmente enjabonado; le dijo que la ducha funcionaba a la perfección y le preguntó si no quería bañarse con ella. Evidentemente, era una invitación al sexo de una vieja bastante pasada en años pero que, por su edad, tenía un cuerpo bastante pasable, ya que estaba bien delgada. La abuela se encargó de ponerle el rabo bien duro haciéndole una mamada para que el fontanero pudiera follársela sin problemas hasta correrse.
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