Descripción
Kimora Quinn no estuvo nada inteligente cuando se puso a robar en el centro comercial a menos de dos metros de dos guardias. Estaba distraída, concentrada en que no la vieran los vendedores, y no se dio cuenta de que los dos tíos de camisa azul eran los encargados de pillar a las ladronas como ella. Los chavales la llevaron a la oficina y, para revisarla, la obligaron a desnudarse. Cuando se quedó totalmente desnuda delante de ellos, le dieron a elegir entre llamar a la policía o dejarse follar por los dos. Su respuesta fue elocuente. Kimora se puso de rodillas, abrió la boca y empezó a mamarles las pollas…