Descripción
Debo reconocer que ese día los dos estábamos cachondos cuando fuimos a la playa, así que no podemos echarle toda la culpa a la marihuana. Es que empezamos a caminar hasta llegar a un sitio alejado de la gente, nos fumamos un porro y enseguida nos dieron ganas de ponernos a follar sobre la arena. Aquel fue uno de los mejores polvos de nuestras vidas, o por lo menos, uno de los más morbosos y excitantes. Me encantó follar con mi novia al aire libre en un sitio público, y todo el tiempo fantaseaba con que hubieran varios chavales espiándonos y masturbándose mirándola desnuda.
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