Descripción
Podríamos asegurar que a esta morena no se le volverá a ocurrir robar en ningún sitio. Mucho menos en un supermercado plagado de cámaras. Mas aun sabiendo que la mayoría de los guardias de seguridad son unos pajeros que se lo pasan espiando a las tías guapas, y en cuanto las pillan robando cualquier cosa, por mínima que sea, aprovechan para follárselas. Esta morena terminó encerrada en un cuarto, obligada a decidir entre ir a la cárcel o desnudarse para satisfacer al cabrón del guardia chupándole la polla y dejándose follar. Obviamente, eligió su libertad, aunque haya tenido que soportar que se la follara un cerdo como ese.
Categorías