Descripción
Evelina Darling creía que las intenciones del hermanastro de ayudarla a hacer su rutina de ejercicios de gimnasia eran puramente desinteresadas y, en realidad, si lo eran hasta que Evelina empezó a elongar y, al tenerla completamente abierta de piernas sobre el sofá, el chaval no pudo resistir la tentación de hacerle el pantalón a un lado para ponerse a comerle el coño. Instantáneamente la puso a mil por hora. La guarra se calentó tanto que se sentó a cabalgar sobre su polla. Él, aprovechando su calentura, le metió el rabo en el culo. Menuda enculada le dio a la zorra de la hermanastra hasta que decidió correrse sobre su vientre.
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