Descripción
Las hermanastras Eliza Ibarra y Anastasia Knight acabaron compartiendo juntas una polla sorpresivamente cuando el padre de la rubia entró por la puerta cachondo y sacó el rabo para que se la mamaran. Al principio las guarrillas se sorprendieron, pero enseguida se acercaron gateando a cuatro patas y se pusieron de rodillas ante él para chupársela. Primero una, después la otra y, mas tarde, las dos juntas se metieron esa enorme polla en la boca y la mamaron como su fuera el último Chupa Chups en el desierto. Desde entonces, las mamadas de la hija y la hijastra hacia el padre son tan habituales como las que las hermanastras les hacen a dúo a sus amigos.