Descripción
El abuelo ya no está para muchos trotes que digamos, el ha follado mucho en sus años mozos pero ahora no está para mucho, por eso, a menudo llama a una prostituta de la ciudad y le viene a casa para dejarlo listo en pocos minutos. Ella que es muy puta y le gusta mucho el dinero del viejo, se pone a comerle la polla de una manera tremenda, se arrodilla frente a él que está sentado en una silla con el rabo tieso y se pone a tragar y tragar mientras que pajea a un buen ritmo y claro, eso deja seco al viejo que le echa toda la corrida espesa en la boca y ella solo tiene que hacer que tragar, que buena puta macho…
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