Descripción
Mi esposa me hizo enojar mucho cuando me contó que le había tocado la polla al masajista, pero lo peor de todo fue cuando intentó explicarme los motivos. Resulta ser que el tío se le apareció con unas mallas blancas que no ayudaban en nada a ocultar que tenía el rabo como una piedra, y de tanto en cuanto se lo apoyaba en alguna parte del cuerpo. Mientras, le tocaba el culo y el coño embadurnados en aceite, así que me dieron muchas ganas de darle una paliza a ese cabrón. ¿Será que hace eso con todas las culonas casadas como mi esposa para burlarse de sus maridos?
