Descripción
Nadie en todo el pueblo sospecha de que la esposa del empresario es transexual. Hace cinco años que se mudaron y, como no los conocen de antes, ni siquiera sospechan de que esa hermosa y refinada morena con un cuerpazo escultural tiene una polla colgando entre las piernas. Ella, obviamente, guarda muy bien su secreto, y solo quienes consiguen quitarle las bragas lo descubren. Así fue como el entrenador, después de besarla y hacerle comer la polla, descubrió que era una travesti. Para ese entonces le importó muy poco. Había logrado seducir a la mujer casada más codiciada de todo el pueblo y la tenía a cuatro patas con el culo en pompa. Lo único que pensó al descubrir sus cojones y su rabo fue en que no iba a tener que pedirle permiso para follársela por el culo.