Descripción
Dos semanas después de haber ido al masajista, mi novia me confesó que se la había follado. El cabrón la puso en bolas, empezó a meterle mano y, cuando la tuvo bien caliente, sacó la polla para metérsela en la boca primero y en el coño después. Tras recibir una follada tremenda, mi novia comenzó a vestirse y descubrió una cámara oculta en el techo, por lo que a los pocos días decidió confesarme todo, por miedo a que me entere por medio de un video. ¿Sabéis que? Ir a buscar el video fue lo primero que hice. Me costó un poco pero al final lo encontré. Ahora, por zorra e infiel, mi novia tiene que soportar que cualquiera pueda verla follando en el video casero que el masajista colgó en internet después de grabarla con la cámara espía.
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