Descripción
Lo que me pasa con mi abuela es imposible de explicar. Desde el día en que me desperté y me estaba mamando la polla, no para de chupármela todo el tiempo. Evidentemente la vieja es una adicta a mi leche. Le gusta tanto chupar pollas que no puede detenerse cuando está a punto de hacerme estallar. Yo siempre le advierto cuando estoy por correrme porque me da pena llenarle la boca de lefa a mi propia abuela, pero no hay caso. Parece que ese es su alimento favorito y se le ha hecho un vicio. Lo peor de todo es que nadie sabe chupármela tan rico como ella… y yo no puedo rechazarla cuando anda con ganas de meterse mi rabo en la boca.