Descripción
Parece una locura, pero el plan para que me la follara le salió perfecto a mi hermanastra. Obvio que yo estaba tan interesado como ella en que folláramos, ya que hacía muchos años que tenía ganas de echarle un buen polvo. Muchas veces me había masturbado oliendo sus bragas usadas, y jamás pensé que un día ella misma se ofrecería a desfilar su lencería erótica para mí. Mucho menos que yo, como condición para mirarla, le exigiría que me hiciera una mamada. ¡Ni hablar de que ella dijera que sí! Pues, todo eso sucedió y más, ya que como os podéis imaginar, una vez que se quedó en ropa interior y se puso a comerme la polla, era inevitable que acabáramos follando.
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