Descripción
Cuando el abuelo de Amy Quinn le confesó que hacía décadas que no follaba y era consciente de que no volvería a follar nunca más hasta el día de su muerte, la nieta sintió mucha lástima. Lo quería tanto que no podía soportar verlo tan triste. Sabía que no era algo difícil de solucionar. Al fin y al cabo, se había follado a cada gilipollas que, sin dudas, su abuelo se merecía un polvo mucho más que ellos. La nieta, entonces, decidió desnudarse y ponerse a hacerle una mamada al abuelo. El anciano, feliz como nunca, tuvo una erección inmediata y acabó follándosela en todas las posturas. ¡El abuelo se había echado el mejor polvo de su vida con la nieta! Lástima que sería el último…
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